sábado, 10 de abril de 2021




De mi libro: 'Apólogos entre el río y la montaña'


El regreso del pájaro 


Aquel día comprendió que algo estaba por acontecer.

Y: ¿Quién se encarga de los inocentes?                                                                                              La sabia naturaleza parece tener algunas respuestas. En este caso, no fue así.                                  Por largo tiempo, la vida, se olvidó de un pequeño pájaro que solo pretendía cantar feliz.

Fue su primera prisión, un circo, donde la miseria y el alcohol, eran la orden del día y para alguien tan pequeño e incauto solo significaba desorientación, soledad, abandono. Los años, son tan efímeros de palominos que le costaba recordar y cuando quiso creer ya se encontraba girando por las calles y viviendo con lo que le ofrecía un puñado de monedas por día, gracias al don de su gorjeo. Perdió a su primera familia y se sumió en lo profundo de ese mundo bohemio y enfermo. Su segunda prisión.

Pero el destino, tenía algo que ofrecerle, solo que no sabía cómo tomarlo, nunca le enseñaron otra vida, así es que no entendía las reglas, las ceremonias y los protocolos. Cuando pretendía volar, no era el momento, ya que los demás vivían de su canto y el asesinato de su protector Louis, intervino como una daga. Una vez más, el abandono.

El tiempo no dejó que olvidaran su voz de gorrión triste y comenzó a volar otra vez, pero el amor le tenía reservado el dolor más grande, luego de remontar el cielo, su amor se estrella en pleno vuelo, con la muerte. Fue entonces que se aferró a su voz, a su inconfundible gorjeo, y volvió su nombre y su trino a estar en boca de todos y del mundo entero. Allí abrió nuevamente sus alas ya encorvadas e intentó volar una vez más, soltando su última melodía.

La niña pájaro, el pequeño gorrión, Edith”: Cantó nuevamente en su despedida de la vida bohemia como un gorrión herido, aunque agradecida de haber llegado a probar el amor y corear música sin arrepentirse de nada, dejando atrás el pasado.

Non, je ne regrette rien. No, no me arrepiento de nada. 

Ana Bazán


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